Abogado de formación, Lorenzo Silva es un escritor muy prolífico nacido en el año 1966 en Madrid. Se trata de un autor que trabaja géneros muy diversos entre los que se incluye la literatura infantil y juvenil, además de la publicación reportajes y columnas de opinión para distintos medios de comunicación. Pero sin duda Lorenzo Silva es un escritor célebre por su famosa serie policíaca que aborda la vida laboral (y privada) de dos guardias civiles: Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Una pareja ficcional de guardia civiles, que ya lleva más de dos décadas investigando juntos, y que le ha concedido al escritor el reconocimiento de crítica y público, como demuestra la obtención del Premio Nadal por El alquimista impaciente (2000) y el Premio Planeta por La marca del meridiano (2012). Durante su charla en Siegen el 16 de noviembre de 2022, con motivo de la Feria del Libro de Frankfurt en la que España fue el País Invitado de Honor, los asistentes al evento tuvieron la oportunidad de discutir con el autor sobre su novela El mal de Corcira (2020).
Entrevista
Entrevistadores: Yasmin Temelli y Javier Ferrer Calle *
Público (estudiantes): Margary Martínez Molina y Raúl Valero Gallegos
JFC: Tu estancia en Siegen no va a ser muy larga. Pero nos gustaría preguntarte ¿existe la posibilidad de que Siegen y este encuentro con la ciudad entre en forma de detalle/de guiño literario en un futuro libro? ¿Quizá en una de las novelas de la serie de Vila y Chamorro?
Yo creo que cualquier lugar no es sólo potencialmente un escenario para una historia, sino que cualquier lugar es capaz de aportarle a una historia un carácter, una intensidad especial. Recordaba al principio que hace treinta años vine por aquí y fui a Bonn. Entonces todavía era capital, y había embajadas y esas cosas. Y tampoco Bonn es Shanghai, es decir, es un sitio tranquilo. Y yo paseando por Bonn encontré una serie de cosas, y fueron cosas sin ningún tipo de importancia, que sé yo, una tarde que tenía medio libre me fui a pasear y vi que había una iglesia abierta, y vi que estaban entrando personas muy ordenadamente, muy silenciosamente, y pagaban cinco marcos. Entonces me metí ahí y era un concierto de órgano. Todo eso fue para mí una experiencia. Pero sobre todo era la gente que estaba allí, no es que no haya conciertos de órgano en España, que los hay. Y en cierto modo hay un pasaje de la novela que viene de ahí. Por lo que yo creo que cualquier lugar no solo puede ser un escenario de interés, sino que te puede dar una clave para una historia. Y en el caso de Bevilacqua tengo una gran ventaja. A diferencia de otro personaje con el que trabajo desde hace unos años, que tienes ahí el libro, Manuela Mauri, que es una policía de Madrid, que forma parte de otro cuerpo policial español, pero además de una Brigada provincial. Ella no va a salir de Madrid, alguna vez puede haber algún crimen que tenga que ver con una banda, con narcotraficantes, pero saldrá rara vez. Sin embargo, Bevilacqua puede viajar por cualquier sitio. Y ha habido más de una trama delictiva que le ha llevado a operaciones conjuntas con la policía alemana. La unidad en la que trabaja Bevilacqua tiene operaciones conjuntas con la policía alemana, con la gendarmería francesa, con los italianos, con los británicos, es decir, se dedica a la gran criminalidad, y la gran criminalidad es internacional o multinacional.
MMM: ¿Por qué decidió darle menos peso al personaje de la teniente Chamorro en esta novela?
Sí, es una decisión que yo tomé muy deliberadamente. De hecho, no solo pasa en esta novela, sino que también es algo pasa en cierto modo en la siguiente. Estas dos novelas, a parte de investigar un crimen y de hablar de la España contemporánea y de esta dimensión conflictiva, territorial, que forma de la realidad de la España contemporánea como el narcotráfico, la crisis económica, es decir, yo no jerarquizo. Hay gente que dice que la novela policiaca no se debe meter en política, ¿y por qué no? La política forma parte de nuestra vida y, sobre todo, cuando la política es problemática e interfiere en la vida de las personas se convierte en un argumento novelesco exactamente igual que cualquier otro. A parte de esta dimensión, las dos novelas tienen una parte muy importante de memoria personal del protagonista. Es decir, en cierto modo en esta investigación y la siguiente el personaje se ensimisma en su memoria, en sus fantasmas. Y digamos que yo decidí que Chamorro, que es quien le acompaña desde el principio, aquí estuviera en las dos un poco fuera de la acción central que cuenta la novela, que es lo que vive el propio Bevilacqua. En esta novela, efectivamente, porque la hieren y la primera parte de la investigación está fuera, lo que me permite también dar más protagonismo a otros personajes del equipo que hasta el momento no lo habían tenido como Arnau o Salgado. Digamos que redibujo un poco la narración, no me olvido de ella. En La llama de Focea no es que Chamorro esté herida, está trabajando, pero lo que pasa es que la investigación se la reparten. En cierto modo, la investigación principal la lleva ella sobre el terreno y Bevilacqua se ocupa de otras cuestiones que tienen que ver con la víctima. La víctima es una chica que muere en Galicia, en el camino de Santiago, pero la familia vive en Cataluña, y su padre es un personaje un poco complejo. Digamos que Bevilacqua se ocupa del padre de la chica y el entorno catalán, pero toda la investigación policial la hace Chamorro. Por lo que digamos que ella tiene más protagonismo realmente, sin embargo, como la narración siempre va donde está Bevilacqua, parece que ella está más ausente. En las dos novelas yo quise jugar a una cosa, que no sé si habré conseguido, porque claro cuando llevas ya tantos libros con los mismos personajes, me dije tengo que cambiar la forma de contarlo, el planteamiento. Y digamos que en estas dos últimas novelas Chamorro aparece en menos páginas, pero con más intensidad. En El mal de Corcira, por ejemplo, aparece en la fase final de la investigación, y ella asume los interrogatorios decisivos, porque él siente en el fondo que está quemado porque ha estado en la otra trinchera. En esta última novela aparece menos, pero cuando se encuentran los dos tiene mucha intensidad el encuentro, como el rato que ellos coinciden en Galicia o ella acaba yendo a Cataluña a alguna de las operaciones. No sé si han visto una serie de televisión que se llama El joven papa de Paolo Sorrentino, que está en varias plataformas. A mi me gusta todo lo de Sorrentino y casi todas sus películas son interesantes. Pero aquí hay un momento en el que nombran papa a un cardenal estadounidense, que es un hombre muy raro, porque es muy joven, y además porque todo el mundo dice que si es un santo, que está muy atormentado. Y cuando lo eligen papa tarda como veinte días en dirigirse a los creyentes, y además se dirige muy brevemente. Todos los cardenales están muy preocupados porque no se dirige a los creyentes, y hay un momento que lo están apretando tanto para que esté más presente que se vuelve ante un cardenal y le dice “Absence is presence”. Y yo creo que en estas dos novelas una forma de presencia que tiene Chamorro es no estar. Como Bevilacqua la echa de menos.
RVG: ¿Cree que su obra podría ser interesante en el contexto de la educación escolar? ¿Para usarla como material para profundizar en la historia de ETA en la escuela?
No sé, yo no tengo la perspectiva para ver eso. La verdad es que eso
habría que preguntárselo más a un docente, que además es el que trabaja con los
chavales de secundaria, y conoce lo que saben y lo que no saben. Lo que yo sí
le puedo decir es que en algún sitio lo están utilizando. De hecho, a mí me han
invitado el mes que viene a un par de institutos en España donde están leyendo
este libro. Y por lo que me han dicho los profesores lo están utilizando para
trabajar este tema de la historia reciente de España. Pero bueno, no sé si es
un potencial del libro o es que los profesores lo han convertido o han hecho el
esfuerzo para que sirva. Yo creo que la literatura es una buena herramienta
para llevar al alumno a identificarse con situaciones y para ver la historia
desde un ángulo más cercano. Al final, el libro de historia, en lo que habla de
ETA, hablará de los grandes líderes de la organización, del presidente Azar
contra el que ETA atentó, de cuando ETA atentó contra el Rey, o del presidente
Zapatero que fue quien acabó con ella. Es decir, saldrán los grandes hombres.
En un libro de texto no saldrá este niño al que acaban de matar a su padre en
frente de su colegio. Esto no saldrá nunca en un libro de texto. Y, sin
embargo, yo creo que buena parte de la verdad de la historia está más en esto
que en estos datos más globales. Pero bueno, esta es mi opinión, que ustedes la
compartirán o no.
Luego lo que a mí me pasa últimamente es que algunos de mis libros forman parte del programa de estudios. En segundo de bachillerato, en la asignatura de Lengua y Literatura española, llegan hasta la literatura del siglo XX, y en la última lección, me parece, bueno me parece no, estoy seguro porque me lo ha enseñado mi hijo, aparece la novela policiaca de final del siglo y aparezco yo. Es decir, a mí hijo le han hecho estudiarme, y lo que es peor, le hicieron leer una novela mía. A él y a todos sus compañeros. Yo lo pasé muy mal, sobre todo por mi hijo, porque dije como no le guste dije le van a hacer bullying por mi culpa. Debo decir que luego los profesores me invitaron a ir al instituto, y la sensación que saqué fue que les había gustado bastante. De hecho, vinieron algunos amigos de mi hijo para que les dedicara tres y cuatro títulos de la saga, o sea, que se habían comprado dos o tres. Es decir, que parecía ser verdad, o a lo mejor lo montaron para engañarme, no lo sé (risas). Nunca se puede descartar.
YT: ¿Con qué personaje histórico / literario de España te hubiera gustado cenar alguna vez y qué habría en el menú?
Ostras, esto no lo había yo pensado de ninguna manera. La verdad es que a mí me hubiera gustado conocer más a fondo a no pocas personas. Sobre todo, a personas a las que he leído. Quizá no tanto personas reputadas por sus hechos, sino personas reputadas por sus dichos. Porque me parece que son mentes que iluminan, y para mí hay muchas la verdad. Por ejemplo, una mente que a mí siempre me ha iluminado es Michel de Montaigne. Que en cierto modo representa eso que decía antes. Ese hacerse cargo de que el mundo es complejo, de que la gente tiene intereses contrapuestos. Y de que si la única manera que tenemos de afrontar la discrepancia es pegarle un garrotazo al discrepante pues estaremos a garrotazos hasta el fin de los siglos. Montaigne, que escribe en el siglo XVI, cuando la pena de muerte es una cosa normal, y se mata, se quema, se descuartiza, se decapita a la gente por cuestiones de fe y por cuestiones de idea, tiene un pasaje de los Ensayos que a mí siempre me hace mucha gracia, porque me parece que es muy certero, y que dice: “Muy seguro hay que estar de la propia creencia para cocer vivo por ella a un hombre”. Es decir, muy seguro tienes que estar de que tu fe es la fe verdadera, de que tus ideas son las ideas correctas para agarrar a un ser humano y meterlo en una hoguera, o cortarle la cabeza, o ponerlo delante de un pelotón de fusilamiento. Entonces es un hombre que lo leo y lo releo. Además, hace unos años me regalaron una versión bilingüe de los Ensayos, y entonces lo puedo leer tanto en francés como en español, y vuelvo a él muchas veces. En cierto modo converso con él sin poder. ¿Y qué habría comido con Montaigne? Pues no lo sé, cosas poco aconsejables, porque al final toda esta gente terminaba con gota y demás, porque no comían verduras, sólo comían capones y pichones engordados y cosas de estas. Si el gusto hubiera sido el suyo pues habría que haber comido esa comida no muy saludable.
*Fragmentos de la entrevista que se publicará al completo en formato libro en 2024.